06 marzo 2015

La tela de araña de cretona


El viajero está echado, boca arriba, sobre una chaise-longue forrada de cretona, observando como una pequeña tela de araña se había formado en la esquina superior derecha de la ventana de la habitación. Pasaba totalmente desapercibida de no ser por el reflejo de la luz del sol al incidir sobre los cristales pendulares de la lámpara, la cual colgaba como un ahorcado del techo. En aquel extraño pueblo le habían dicho que siempre había una especie de neblina que ocultaba la luz y la verdad. Al querer incorporarse cuando llegó la señora duquesa, la tela de araña inexplicablemente comenzó a crecer y acabó enredándole con sus pegajosos hilos y sus mil vueltas de ovillo. Se sentía como si estuviese siendo momificado en vida con la cretona. Tras unos tensos instantes, el calor de la calle empezó a disipar la niebla, a dejar pasar el sol por los grises cristales de nuevo y a enseñarle al viajero un montón de sombreros enmarañados en aquella funesta y tenebrosa tela de araña, enredados junto a huesos que parecían ser tibias.

Microrrelato participante en el IV Concurso de Micrerrelatos de la Fundación Pública Gallega Camilo José Cela.
La frase de inicio es "El viajero está echado, boca arriba, sobre una chaise-longue forrada de cretona..."




No hay comentarios:

Publicar un comentario