30 noviembre 2015

Piedra, papel o tijera



Y de repente el papel en el último intento de escapar de la tijera acabó soltando palabras para huir más ligero. Así que ahora una hoja en blanco, lejos de afiladas cuchillas, vencía al puño del último aliento del escritor.



Microrrelato seleccionado en el  IV Concurso de microrrelatos de temática libre "Pluma, Tinta y Papel".



24 noviembre 2015

Parches




Sentía las manos atadas cada vez que debía enfrentarse a aquella decisión. Nunca fue fácil anudar problemas para solucionar presentes, pero era lo único que tenía. Su vida se antojaba como la de un hacker creando parches. Echaba silicona a los cerrojos en vez de buscar llaves, atrincheraba puertas en lugar de abrirlas, sellaba ventanas ante la amenaza de la luz y la transparencia. 
De ésta salía victoriosa una vez más, pero la pregunta que no le dejaba dormir era “¿Hasta cuándo?”.



16 noviembre 2015

Calefacciones

Hacía un año que no encendían la calefacción. En realidad no sabían si funcionaría. Un año sin purgar los radiadores, un año sin girar las roscas, un año sin pasar el agua por las tuberías. Pablo, el mayor de los cuatro hijos de Elena, saltaba de alegría en su cuarto cuando el radiador de debajo de su escritorio empezó a calentarse.
- ¡Bien mama, ya podré hacer aquí los deberes yo solo! Era simpático el señor que ha venido a arreglárnosla, me ha dado hasta un caramelo.
A Elena se le saltaron las lágrimas de la alegría de sus hijos. Y sólo detuvo ese instante de felicidad el fugaz pensamiento de que mañana vendría otro señor a arreglar la calefacción de nuevo.


 

01 noviembre 2015

La comida familiar


- Y este año no vienen los niños – Dijo Fina con tono enfadado antes de hacer que dormía.
- Déjalos, ya son mayores – respondió el resignado Ramón con un largo suspiro.
Como cada año desde hacía un lustro Fina aguardaba el día con ilusión. Desde que vio aquel documental en la tele el sentido de las fechas cambió para ella. Metió el mantel de cuadros y las servilletas en la cesta encima de todo para cubrir los filetes empanados y la tortilla. No le hacía mucha gracia coger la bota de vino, pero era lo único a lo que no había renunciado su marido. Con las flores en una mano y la cesta en la otra, estaba preparada para bajar a la calle.
- Vamos Ramón, que no quiero llegar tarde, ya sabes que a mamá le gustaba comer pronto.
- Sí cariño, ya voy.
Y con un “maldito documental mejicano” entre los dientes, Ramón bajó a buscar el coche para ir al cementerio.