28 marzo 2015

La fotografía



 La fotografía era perfecta. Encuadre idóneo, correcta iluminación, posición elevada para favorecer el ángulo de visión, contenido atrevido, líneas dominantes. Nunca antes había disparado de una manera tan intuitiva y precisa. Lástima que la policía forense sólo admirase el contenido de la foto y no la belleza de la misma.

 Microrrelato presentado a 50 Palabras:


23 marzo 2015

Sueños de ventanas




Mis cortinas sueñan con tus persianas. Esperan con ansia el amanecer, ese preciso instante en el que ellas se levantan e iluminan el día. Mis cortinas entonces languidecen de amor y cayendo al suelo recuerdan el doble cristal que las separa. Por la tarde, como un parpadeo lento, tus persianas van bajando mostrando su naturaleza y desnudando sus secretos. Mis cortinas sueñan con tus persianas todas las noches, pero es una pena que ellas sólo quieren que las tape el estor.

Microrrelato finalista  en el I Certamen de Microrrelatos de Amor "Amor no correspondido".


19 marzo 2015

Mi asignatura pendiente




             Tiene una pequeña nariz salpicada con pecas, que comparte con su hermana mediana. Es menuda y delgada, supongo que como su madre en la juventud. Es impaciente a la hora de la comida y le gusta todo bien caliente, como a su yayo materno y a su tía Pascuala. Heredó la cabezonería de su padre  y un “no” es un “no”, aunque al final se transforma en un “sí”. Cierra siempre los ojos en las fotos y las lágrimas le cubren el rostro cortándole la respiración cuando algo le duele. Tiene un sentido del humor extraordinario y una sonrisa siempre preparada en la boca, reflejo del amor que recibe y de su alma cristalina. A veces es un poco cotilla, desobediente y mentirosilla. Un ojo a veces se le desvía unos milímetros y quizás no estuvimos muy hábiles a la hora de acudir a un dentista a tiempo. Pero cuando la observas y ves ese misterioso brillo en su mirada olvidas esos pequeños puntos débiles.
           Salpica toda la pila del lavabo por las mañanas, esparciendo con cada gota de agua sus alegrías y sus penas. Desayuna poco y rápido, como no queriendo perder el tiempo por la mañana.  Le gustan las telenovelas, escuchar música en castellano y tararear canciones que nunca desvelaríamos. Puede pasar horas y horas mirando libros, imaginándose historias, creando dibujos inexistentes con las letras, observando colores, desgastando hojas. Le gustar estar en casa, en su casa. Le apasionan los suvenires y acumula toda clase de recuerdos, regalos y objetos extravagantes. Y siempre la pillarás con  pequeñas bolitas de papel en la mano o en los bolsillos.
           Tiene un mundo interior tan rico que a veces creo que los pobres somos nosotros, los de fuera. Es feliz (o eso creo) y con eso me basta. Le debo más de lo que ella cree o de lo que yo creo. Espero devolverle un día tanto como me da ella a mí, por ahora empezaré con este microrrelato, pero no me olvido ni un solo día del viaje a Paris.










17 marzo 2015

Un lugar para la eternidad



Y acabé allí sin saber por qué, montado en un trenecito lleno de personas del imserso dando una  vuelta por aquel pueblo recóndito. Me sentía como sus calles, viejo, lleno de parches mal colocados y difíciles de sortear los días de lluvia. Me reflejaba en sus edificios, escondiendo historias silenciosas en habitaciones vacías, callando secretos a voces con fachadas de piedra. Inundado de una niebla de soledad quedaba, albergando recuerdos de cuando la luz llegó por primera vez como símbolo de progreso y se marchó después con su séquito real veraniego. Pero la verdad es que todo dolor, duda o desasosiego se  levantaba como bruma cuando me veía rodeado de aquellos lares verdes, de playas bravas,  con leche fresca, sobaos caseros  y carreteras secundarias infinitas. Todo me sabía a hogar. Nunca me alegré tanto de haber tomado una decisión como la de aquel día del accidente. - ¿Dónde quiere pasar la eternidad? - En Cantabria, contesté.
Sabía que allí me olvidaría de que un día morí.


Microrrelato participante en el concurso de relatos " ¿A qué sabe Cantabria?"




14 marzo 2015

Vecinos




Le sujetaba la puerta de la calle todas las mañanas cuando coincidíamos en el portal. Para salir de casa se perfumaba bien, se calaba la boina y le daba vuelta y media a la bufanda marrón que acompaña sus inviernos. Él siempre tan correcto, me despedía con  aquellas temblorosas manos que apenas podían sostener el bastón que le ayudaba a caminar. Yo mirando sus manos, en ese instante pensaba en todas las madrugadas en el mar, en los arrastres, cuerdas y redes que habrían pasado por sus brazos y en toda la fuerza que había perdido en ellos. En cambio ella, mi vecina, sólo daba gracias a Dios porque esas manos ya no tenían fuerzas para ninguna bofetada más.

Microrrelato participante en el concurso de Microrrelatos contra la violencia de género del Ayuntamiento de San Javier.







06 marzo 2015

La tela de araña de cretona


El viajero está echado, boca arriba, sobre una chaise-longue forrada de cretona, observando como una pequeña tela de araña se había formado en la esquina superior derecha de la ventana de la habitación. Pasaba totalmente desapercibida de no ser por el reflejo de la luz del sol al incidir sobre los cristales pendulares de la lámpara, la cual colgaba como un ahorcado del techo. En aquel extraño pueblo le habían dicho que siempre había una especie de neblina que ocultaba la luz y la verdad. Al querer incorporarse cuando llegó la señora duquesa, la tela de araña inexplicablemente comenzó a crecer y acabó enredándole con sus pegajosos hilos y sus mil vueltas de ovillo. Se sentía como si estuviese siendo momificado en vida con la cretona. Tras unos tensos instantes, el calor de la calle empezó a disipar la niebla, a dejar pasar el sol por los grises cristales de nuevo y a enseñarle al viajero un montón de sombreros enmarañados en aquella funesta y tenebrosa tela de araña, enredados junto a huesos que parecían ser tibias.

Microrrelato participante en el IV Concurso de Micrerrelatos de la Fundación Pública Gallega Camilo José Cela.
La frase de inicio es "El viajero está echado, boca arriba, sobre una chaise-longue forrada de cretona..."




03 marzo 2015

Dos palabras




- “Dos de junio” fueron sus palabras. Ni un “suerte”, ni un “pase un buen día”, ni un “a ver si sale algo”. Nada. Tecleó, selló y dos palabras. Dos palabras que no llenaron mi vacío laboral ni anímico. Dos palabras que me recordaron el hecho de que debo de seguir subsistiendo tres meses más. Dos palabras llenas de inmisericordia, vacías de empatía, llenas de indiferencia, vacías de amor al trabajo. No hubo ni siquiera sonrisa que acompañara a esas dos palabras. Salí de la oficina arrastrando mis pies tras la lluvia, con un gracias silenciado en mis labios. Salí mimetizándome con el gris del día, con el mierda del perro que acababa de pasar y su sueño no había recogido, con el papel de regalo tirado en el suelo que un día tuvo algo bonito que envolver. Salí con la rabia en los puños, las ganas de matar en la mente, la indiferencia clavada en el alma y el dolor de una aguja atravesando cada poro de mi piel.
Creo que fue por eso que pensé lo de la pistola señor juez. Por eso me compré una pistola para el dos de junio.
- Si ya ha terminado su declaración sólo quiero hacerle un pequeño inciso, “dos de junio” son tres palabras, no dos.