La gente lloraba sus penas, él las dormía. Cada
vez que las preocupaciones le invadían, que las decisiones difíciles le
ahogan, que los miedos le rodeaban, él dormía. Las mañanas se le pasaban
rápidamente, entre el trabajo y los recados mantenía a su razón
despierta. Pero las tardes, vacías por aquella reducción de jornada, por
aquel “te dejo” pronunciado entre líneas, por aquellos “hoy no puedo
amigo”, se le hacía interminables. Como las noches eternas de cielos
cubiertos fumando en el balcón de la cocina, imaginando formas de seres
extraños en el humo. Por eso dormía, se entregaba a Morfeo muchas veces
sin apenas comer nada. Porque el sueño de la razón produce monstruos,
como leía cada día en aquella tienda de pintura, y sólo cuando dormía
podía enfrentarse a ellos. De algún extraño modo, Goya tenía razón.
Participante en el Concurso de Esta
noche te cuento, IV certamen de relato corto para mesilla de noche,
dedicado al Centenario de la I edición de La Metamorfosis (Kafka).
Elemento a introducir en el relato: monstruos