18 mayo 2015

De dientes





Ya no podíamos contar con él. Se había vuelto huraño con nosotros, extravagante con sus ideas e introvertido con su vida. No nos fiábamos de él los días que íbamos de caza, incluso los perros le temían. No quería salir por las noches y nos miraba de manera despectiva cuando hablábamos de viajar a nuevos lugares para que no nos siguieran el rastro. Desde que mordió, hacía dos meses, a aquella misionera dejó de afilarse los colmillos y empezó a lavarse los dientes. Ya no era un vampiro al uso.



2 comentarios:

  1. Interesante e inesperado giro al final de este microrrelato. Me ha sorprendido muy gratamente. Mis felicitaciones.

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