20 mayo 2015

Como otoño





Le gustaba esperar. Le daba tiempo para asimilar las cosas, para saber a lo que atenerse. Le gustaba esperar en la sala del médico, en la estación de autobús, en la fila del súper, en el parking. Le ayudaba mucho el hecho de no trabajar y no tener unos horarios a los que estar atado. El tiempo no corría en su contra, ni a favor, simplemente se desplazaba suavemente como aquellas nubes a las que miraba mientras esperaba en la gasolinera. Sabía que un día todo aquello terminaría, que la rutina, los horarios, las prisas volverían a su vida como el otoño vuelve cada año a terminar con el verano. Pero incluso para eso le gustaba esperar.



2 comentarios:

  1. Pero no nos hagas esperar mucho por tu próximo microrrelato. Creas momentos mágicos cada vez que te leemos y no queremos esperar. Un saludo.

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  2. Muchas gracias Alma rural, mira que me vas a sacar los colores jejeje.
    Gracias por pasarte por aqui y leer estas cosicas!!

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