24 agosto 2015

El juego de la oca


No era por su pico, ni por sus patas palmeadas, ni por su largo cuello, ni siquiera por sus suaves plumas blanquecinas, ni por su cola timonera cuando nadaba. Lo que hacía diferente a aquella oca eran sus gustos culinarios. Quizás por ello llevaba varios años resistiendo en la granja. Y es que en los días de  “matadero” la granjera, entre risas y grabaciones de móvil, le echaba los restos de foie gras para deleite de su paladar. Aquella mujer podía hacer lo que quisiera, ella tenía claro su  objetivo: “Antes de que te coman a ti, cómete a los demás”.




 Fotografía de:
http://europajunior.blogspot.com.es/2013/10/juego-de-la-oca-en-europa.html




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