26 agosto 2015

El Globo de Betanzos

Viendo el globo entre la multitud se sintió afortunada de estar allí. La rápida combustión de la paja permitía que el humo fuera hinchando el interior de aquel portador de sueños de papel.
Rozando la media noche la espectación crecía ante tal espectáculo ancestral, vivido de abuelos a nietos. A punto de soltarse, miró de izquierda a derecha elaborando una panorámica visual en su retina. De pronto, sus manos se adelantaron a sus pies y se precipitó a la cuerda final del globo, agarrándolo con fuerza mientras giraba. El tiempo exacto que duró el agarre fueron los 10 segundos que le costó atar el pequeño mechón de su cabello a la soga.
Sólo quería que sus sueños se fueran volando lejos, aunque los pies le dolieran de tanto pisar tierra.


2 comentarios:

  1. ¡Qué bonito! Espero que sus sueños llegaran lejos y volvieran para ayudarla a caminar sin pisar el suelo.

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  2. Gracias!! sí, yo también lo espero jejejjee

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