22 octubre 2015

El siete y medio


Tenía un caballo y un dos, sólo necesitaba un poco de suerte para ganar aquel siete y medio. Sudaba al ver cómo disfrutaba la embaucadora crupier con aquella timba improvisada en el hielo. Jorge estaba a mi derecha sentado, apenas podía mover el brazo derecho por el impacto recibido y su cara ensangrentada no auguraba nada bueno. No pude ni despedirme de él, fue levantar la carta y largarse enfurecido. Ramiro ya se había marchado en la anterior mano asfixiado por la nieve. Como en un fusilamiento aguardé  mi turno mirando a la crupier decidido a pedir carta antes que plantarme. No recuerdo bien el momento en que di la vuelta al naipe, sólo que me desperté en el hospital más próximo a la montaña. Supongo que saqué un cinco.




2 comentarios: