20 febrero 2015

Ambidiestros



Para ser diestro, escribía con la luz del lado derecho. Para ser de derechas se enamoró de una chica de izquierdas. Para irse a Londres tuvo que aprender a conducir por la izquierda. Pasa ser algo y alguien estudió derecho. Para excusarse por un mal día, lo atribuía a que se levantaba con el pie izquierdo. En las manualidades sabía que era torpe por naturaleza ya que no hacía nada a derechas. Pero hasta que no ocurrió lo inevitable no se dio cuenta. Fue sólo cuando sufrió aquella embolia que le paralizó el lado derecho cuando  comprendió la suerte de los ambidiestros.




No hay comentarios:

Publicar un comentario