09 febrero 2016

Mardi Gras



Martes de carnaval era su día favorito del año. Ni Navidad, ni verano, ni nada. Aquel día se tomaba vacaciones de verdad. Disfrazado, caminaba por la calle ajeno al mundo, disfrutando de la maravillosa sensación de sentirse un ser humano más. Aún le chocaba ver a pequeños con su uniforme de trabajo, pero no le importaba, aquel día era suyo. Lejos de llantos, llamadas, gritos o incendios. Este año había escogido ir de “espantapájaros”. Admiraba esa inmovilidad, ese ver pasar la vida sin más. El año pasado “mimo” fue el disfraz elegido. El silencio que mantuvo durante toda la jornada fue su mayor placer.
Se quedó viendo el concurso infantil y cuando el presentador anunciaba el 2º premio, un niño disfrazado de superhéroe subía al escenario.
“Locos, no sabéis lo que decís”- pensaba viendo la alegría del pequeño.
Justo entonces, la señora de peluca roja de la tercera fila empezó a gritar que le habían robado la cartera y el móvil. Durante unos segundos pensó en si debería ponerse el uniforme y trabajar. Pero la duda quedó disipada al ver a los niños de superhéroes.
- “Vaaa, que lo hagan ellos, yo hoy estoy de Mardi gras.”



2 comentarios:

  1. ¡Genial tu relato, Cuarta Lobo! Estoy contigo en que por lo menos una vez al año hay que descansar de nosotros mismos. Feliz Mardi Gras para ti también. Un saludo.

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