19 mayo 2014

El cubo de Rubik cumple 40 años...

    
Es un año más joven que mi hermana mediana. 40 años hace ya de un cubo de colores que todos o casi todos hemos tenido o tocado dandole vueltas en nuestras manos alguna vez en la vida.
       Yo de pequeña tuve uno, no recuerdo si lo heredé  o vino cual jueguete con olor a nuevo a casa. Nunca nadie me enseñó a hacerlo, pero porque nunca conocí a nadie que supiera resolverlo. Así que la única manera de satisfacer mi frustración y arrancar una cara de sorpresa y asentimiento a mis progenitores fue quitarle las pegatinitas una a una y volver a ponerlas en el orden correcto de los colores. Una trampa demasiado fácil y que saltaba a la vista por las esquinas dobladas y mal pegadas de dichas pegatinas.
     Con el tiempo mi curiosidad sobre cómo resolver aquel juguete extraño, que solo los listos, empollones o fruiquis conseguian resolver, se disolvió. Hasta que un día volvió cual golondrina de Bécquer, en casa de unos amigos, cuando Miguel nos lo dejaba para que lo desordenaramos.  Y gracias a Internet, comprendí que no era puro azar lo que movía la resolución y ejecución de las manos de la gente. Eran una serie de algoritmos que en un orden específico y siguiendo unas fases determinadas conseguian dar color uniforme a esa especie de caja de colores.
      No lo hago en menos de un minuto, ni mis manos se mueven velozmente, pero aquella pequeña frustración de la niñez se vió resuelta el día que conseguí descifrar el cubo de Rubik. 

Hace nada, hemos estado de aniversario del 15M, una fecha con tanto significado como sinónimos. El 15 M es ese cubo de Rubik que de niños nos regalan y nos hace ilusión durante un tiempo, pero no sabemos resolver  y nadie nos enseña, o no nos dejamos enseñar, creemos que todo fue azar y casualidad  y nos olvidamos de él  hasta el día que nos entra de nuevo al curiosidad. Ese día se inició un latido, que aunque pase por momento críticos, aún pervive, en cada asociación, en cada colectivo, en cada lucha.

Ayer Évole nos regalaba una magnífica entrevista al presidente de Uruguay, Mujica, y todos de alguna manera, sentíamos el corazón abrasado con cada una de sus palabras.
Sabemos que este sistema capitalista, minoritario, exluyente y vertical ha sido implantado con raices profundas. Pero nos debe quedar la esperanza, de que "Otro mundo es posible"...cambiemos las piezas, modifiquemos los algoritmos, reconstruyamos nuestro cubo de Rubik.








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