El
cóctel
Dejó
que sus zapatos se hundieran bien en la arena. Le gustaba dejar ese surco en el
camino, esa sensación de huella borrada. Fueron apenas 24 pasos los que le
llevaron a su destino. Como un coctel de verano añadió a esos 24 pasos una
pizca de emociones, dos tercios de recuerdos, una hoja verde de esperanza, unos
granos molidos de arena y un aroma de ola, todo a su punto de sal. Agitó la
coctelera y se dejó embriagar por el
aroma de tal prohibitivo elixir. Ahora lo único que tenía que hacer era
respirar bajo el agua.
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