La guadaña de la Seo me miraba insistentemente mientras me acercaba a la
entrada de aquella extraña ciudad. Las instrucciones ya me advertían
que no debía mirarla fijamente a los ojos, ya que cual Medusa me haría
perder una vida. Superada la primera prueba debía escalar la pared
mágica llena de cristales, objetos relucientes y piedras preciosas. La
geometría se me daba bien así que pasaba sin problemas aquellas pruebas.
Siguiente nivel: la plaza de San Bruno. Allí se encontraba la sede de
los extraños personajes con hábito blanco, los cuales ponían a aprueba
el ingenio de cualquiera para poder resolver toda clase de acertijos de
la Aduana del Reino. El arco del Deán estaba en un nivel más avanzado.
Al ser bastante difíciles los problemas matemáticos que albergaba dicho
arco, un amigo me enseñó un truco para poder pasar directamente al
palacio de Lazán. Aquí junto a Palafox, empleabas técnicas de
estrategia militar para poder derrotar a los zombis alienígenas que
invadían el mundo. Sé que luego pasas a la Magdalena porque lo busqué
en Internet, pero no lo tengo muy claro. Ya me contarás si te gusta este
videojuego y qué hay después de la Magdalena. Ya que yo, como el pobre
Palafox, en este nivel siempre acabo hecho prisionero.
Microrrelaro ganador en el V Concurso de Microrrelatos LA CALLE DE TODAS, organizado por la FABZ (